La Diputación de Castellón, a través de su Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas, ha participado en el mayor estudio genético sobre la antigüedad efectuado hasta el momento sobre la Península Ibérica
25 de marzo de 2019. La Diputación de Castellón, a través de su Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas, ha participado en el mayor estudio genético sobre la antigüedad efectuado hasta el momento sobre la Península Ibérica. Se trata de un estudio internacional coliderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Harvard. Este pionero estudio ha sido publicado en el último número de la revista Science, con el título: The genomic history of the Iberian Peninsula over the past 8000 years.
Así lo ha anunciado el vicepresidente primero y diputado provincial de Cultura, Vicent Sales, quien ha puesto en valor la “enorme valía profesional de los especialistas de la Diputación que conforman este extraordinario servicio a favor de la investigación y el conocimiento de nuestros orígenes”.
En ese sentido, Sales ha informado de que “la Diputación ha participado facilitando muestras de restos humanos, dataciones de carbono 14 y la contextualización de diferentes yacimientos arqueológicos de Cabanes, Vinaròs, Betxí y Alcalà de Xivert, datados en el Calcolítico, Edad del Bronce, periodo Ibérico hasta época islámica”.
Principales conclusiones del estudio
Los análisis de ADN confirman que también en Castellón se produjo una llegada de descendientes de pastores de las estepas de Europa del Este entre el 2500 y el 2000 aC, y que supusieron la sustitución , a nivel Peninsular del 40% de la población local, y prácticamente de toda la genética masculina analizada.
Este proceso, sin embargo, todavía hay que contrastarlo con los datos arqueológicos y teniendo en cuenta el origen de las muestras, muy posiblemente procedentes de las élites de la Edad del Bronce.
El estudio señala diferentes influencias, como la entrada limitada de nuevos componentes genéticos del norte de África en algunas partes de la Península al III e II milenio, y el aumento de la aportación europea a finales de la Edad del Bronce, posiblemente asociada a la tradición de los Camp de Urnas.
A partir de la Edad del Hierro se detecta una incorporación de genética procedente del centro y este mediterráneo (Italia y Grecia), y en época romana avanzada un reforzamiento del componente norteafricano y sub-sahariano, que se hace ya especialmente importante (cercano el 50%) a lo largo de la etapa islámica, como también se detecta en los restos humanos analizados en la provincia, procedentes de Betxí y Vinaròs.
Este componente, se hace residual sin embargo a partir del periodo cristiano y especialmente después de la expulsión de los Moriscos en 1609.